“Cuando los niños se ven obligados a las formas más peligrosas de trabajo, cuando faltan a la escuela, cuando están en peligro y su salud y su bienestar se deterioran, es inaceptable. Es necesario actuar para hacer frente a esta
situación y, en primer lugar, prevenir que suceda.”
Susan Bisell
Directora de Protección Infantil del UNICEF
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) decidió en 2002 conmemorar el 12 de junio como Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la finalidad de despertar la conciencia colectiva al respecto de este problema y sumar voluntades para erradicarlo.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en México expresa al respecto:
El trabajo infantil no solamente pone en riesgo a los menores de edad, también representa una violación al derecho internacional y a las legislaciones nacionales. Así, puede ser clasificado en tres categorías:
- Las formas incuestionablemente más nocivas de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para ser utilizados en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.
- Un trabajo realizado por quienes no alcanzan la edad mínima especificada para un tipo de labor (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), el cual, por consiguiente, impide probablemente la educación y el pleno desarrollo del infante.
- Un trabajo en el que se ponga en riesgo el bienestar físico, mental o moral del niño, sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza. A este tipo se le denomina “trabajo peligroso”.
Una de cada 10 personas en la infancia de todo el mundo, está en situación de trabajo infantil. Casi la mitad de los 152 millones de niñas y niños víctimas del trabajo infantil tienen entre 5 y 11 años; 42 millones (28%) tienen entre 12 y 14 años; y 37 millones (24%) entre 15 y 17 años. Las regiones de África, Asia y el Pacífico juntas alcanzan la cifra de casi nueve de cada diez en situación de trabajo infantil en todo el mundo. La población restante se divide entre las Américas (11 millones), Europa, Asia Central (6 millones) y los estados árabes (1 millón) (2). Es relevante señalar que 7.4 millones de personas entre 5 y 14 años de edad se dedican al trabajo doméstico, que se lleva a cabo de manera desproporcionada por niñas (3): las personas trabajadoras domésticas se encuentran entre las más explotadas y maltratadas por la discriminación, la total ausencia de leyes laborales a las cuales recurrir, la soledad con la que se enfrentan ante el problema y la naturaleza clandestina de su actividad.
Es inaceptable que una niña o niño deje la escuela, pierda su salud y se deteriore su calidad de vida por ser obligada u obligado a trabajar. Los seres en su infancia tienen mayor riesgo de ser oprimidos, debido a su corta edad desconocen sus derechos, se enfrentan a la separación de su familia, a la dependencia o sumisión con su empleador o explotador. Entonces sucede una cadena de vulneración de sus derechos, como la falta de alimentación, la deserción escolar e insuficientes controles del cuidado de la salud, así como la reducción de espacios recreativos y de juego que se vuelven inexistentes cuando las niñas y los niños son forzados al trabajo.
Proyecto Roberto Alonso Espinosa (PRAE) promueve el cambio social positivo en todos los ámbitos donde se hace presente y desafía con contundencia las normas culturales que respaldan el trabajo infantil, al hacer consciente a la sociedad de los derechos que asisten a la infancia y que se deben garantizar en todo el orbe. PRAE está totalmente de acuerdo con el eslogan de amplia difusión mundial sobre este fenómeno que dice “Si se cansan, que sólo sea de jugar”.
Con su modelo exitoso de intervención pedagógica en programas educativos formales y no formales, así como en la cotidiana interacción formativa que tiene junto con las comunidades para fortalecer su tejido social, PRAE nunca se cansa de destacar que la niñez es una preciada etapa del desarrollo humano, donde niñas y niños deben recibir la atención cariñosa, pertinente y completa a sus necesidades de crecimiento armónico biopsicosocial. La atención en el presente de la niñez, es la garantía de un mañana con mujeres y hombres íntegros comprometidos con la construcción de un mundo donde la dignidad sea el pilar fundamental. PRAE anhela que, en un futuro ya próximo, las manos de las niñas y los niños únicamente sostengan juguetes, colores para pintar, instrumentos para crear, tierra y semillas para sembrar o que simplemente den palmadas de alegría para celebrar su preciada vida.
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Fuentes y notas:
- En 2014, en México se reformó el artículo 123, apartado A, fracción III de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para elevar un año la edad mínima para trabajar (antes eran catorce años, ahora son quince). No obstante, el Módulo de Trabajo Infantil 2017 del INEGI señala que a nivel nacional 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años realizaron trabajo infantil: 58.2% refiere a ocupación no permitida, y 36.6% a quehaceres domésticos no adecuados.
Véase https://www.cndh.org.mx/noticia/dia-mundial-contra-el-trabajo-infantil
