Aprender mediante la creatividad es la consigna de la metodología Cartonera. El objetivo principal va más allá de fomentar la lectura y el aprecio por las artes. Si bien todo inicia con una lectura motivadora, la magia de esta metodología creada por los Agentes Culturales de la Universidad de Harvard liderados por Doris Sommer, implica la maravillosa y sorprendente actividad de reescribir textos siguiendo al original de manera tangencial para después crear variantes expresivas de estados de ánimo o pensamientos diversos a partir de realizar juegos teatrales, pintar imágenes, elaborar esculturas, improvisar música o inventar una nueva forma de comunicar lo sentido a través de la danza, a la vez que los participantes elaboran un libro con material reciclado que conservará sus productos y experiencias vividas (a manera de portafolio de evidencias o un diario de vida).
Ya desde hace casi dos décadas Proyecto Roberto Alonso Espinosa (PRAE) integra la metodología de Cartonera Amparo inspirada en el trabajo de los Agentes Culturales, pero ¿qué más hay detrás de esta propuesta lúdica y pedagógica? ¿por qué razón es tan importante su actual impulso?
Los mexicanos leyeron casi 4 libros en el último año, revela el INEGI, pero nuestra nación aún está lejos de países como Finlandia, donde se leen 47 libros al año (1). Diversas encuestas que tratan de entender este lamentable fenómeno señalan que entre las razones de la baja lectura obedecen a no tener tiempo para leer -lo cual contrasta con el hecho de que la ciudadanía mexicana pasa casi cinco horas al día en internet y cada vez la usan menos para buscar información y más para las redes sociales- o simplemente debido a que no les gusta leer. A fin de cuentas, el hecho trágico es que el 80% del estudiantado que finaliza su educación secundaria, al presentar exámenes con pruebas estandarizadas resulta evidente que no comprenden lo que leen y son incapaces de realizar cálculos aritméticos elementales (2): en otras palabras, cuentan con un certificado de educación básica terminada, pero sin las capacidades reales para seguir aprendiendo en la vida.
Y no se trata solo de no contar con un gusto lector generalizado entre la población mexicana, el alejamiento de los libros y del mundo de la literatura implica algo mucho más grave: la deshumanización. Somos humanos al crear y compartir subjetividades mediante la palabra, la voz y la expresión estética. No pensar claramente, no poder expresar mediante la escritura ideas y sentimientos, equivale a quedarse sin habla, ausente, anónimo y sin presencia, dejar, de alguna manera de existir en el aquí y el ahora.
En un interesante artículo periodístico, Andrea Mireille escribe un profundo y acertado diagnóstico de la lectura y los libros en México en el que menciona lo siguiente: “Sus bondades (de los libros) solo son comparables con sus retos: amenazados por atractivos distractores como Internet, la televisión y las redes sociales, sumados a la apatía y el desinterés, los libros corren el riesgo de ser usados únicamente para eliminar la cojera de algún mueble o como objeto decorativo. A lo anterior se une la falta de acceso, cuestiones económicas y educativas; carencia de material de lectura en casa, así como la imposibilidad de encontrar una biblioteca cerca. Y si bien hay libros con precios económicos, mucha de la población mexicana aún deben elegir entre alimentar su mente o su cuerpo y ante esta disyuntiva la respuesta es duramente obvia” (3).
Trabajar Cartonera en programas educativos formales y no formales en Proyecto Roberto Alonso Espinosa (PRAE) implica: acercar recursos culturales para el desarrollo integral de las nuevas generaciones; revalorar los libros y su lectura como imprescindibles medios para la formación de la mente y el espíritu (escapando del falso dilema de elegir entre el libro de papel y los formatos digitales, la respuesta es usar ambos); contribuir a un diseño neuronal sano y equilibrado que acontece en toda persona que lee con regularidad para desarrollar una competencia lectora que produzca un goce que paulatinamente genere la necesidad cultural de sentirse atraído por los libros y por las manifestaciones diversas del arte; también lograr poner en manos de quien por cuestiones económicas no puede adquirir libros, es un acto de indudable equidad e invaluable pertinencia.
En Cartonera Amparo la niñez se divierte jugando con la literatura a medida que desarrollan su atención al detalle y su capacidad interpretativa, además de que promueve la autoconfianza y el ingenio de los pequeños. Formamos lectoras y lectores hábiles que literalmente tendrán una lectura más precisa de la realidad que vivirán y usarán las palabras y el arte como palancas de cambio y desarrollo.
De esta manera, PRAE impulsa con “Cartonera Amparo” de manera puntual una toma de conciencia del mundo, de su apropiación, de la integración y consolidación de conocimientos y habilidades que ayudarán al desempeño necesario para la resolución de problemas relevantes y significativos de las niñas, niños y jóvenes de comunidades que requieren ser fortalecidas social y culturalmente. Así, y por todos los motivos expuestos, ¡seguiremos haciendo “Cartonera”!
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Edición: Rocío Carrillo de Albornoz / Leticia Venzor
Bibliografía/Referencias:
(1)https://politica.expansion.mx/sociedad/2022/04/20/mexicanos-leen-4-libros-al-ano-revela-el-inegi
